martes, 28 de abril de 2009
sábado, 11 de abril de 2009
Locura desmedida -
Toda la tristeza de un cuerpo se encuentra en la mirada.
Ahí estaba ella: María, con un par de filosos ojos vacíos. De un marrón oscuro que ocultaban muy bien la pálida tristeza que llevaban. Sin embargo, eran como un par de estrellas: Brillantes y profundamente perdidos.
Maria ha caminado por el infierno en la tierra: El abismo, aquel que está lleno de (sus) sombras.
Esconde ahí su peor faceta: su demonio.
Enfrentarse con su demonio no era nada fácil, mirarse a si misma y aceptar que a diario se sentía rota por dentro.
Aceptar que llevaba una mochila llena de recuerdos, imposibles de olvidar. Como si llevará una tormenta dentro suyo que jamás se sesaría.
No podía, ni quería aceptarlo.
El olvido era un suicidio para María. Por que llevaba los recuerdos escritos en su piel, esos escritos que habían intentado matar lo que llevaba adentro. Pero ahí estaban: Dibujados. Entrelazados. Imborrables.
Maria es un pequeño mundo desastroso, Su frágil cuerpo ésta tan gastado y lleno de lágrimas. Su alma se encontraba saturada de una tristeza inexplicable, y a veces sin razón. Su mente era recorrida por miles de pensamientos imparables, y entonces solo sentía ganas de huir. De correr tanto como a sus pies les fuera posible. De huir, sin dirección, sin un rumbo fijo. Correr hacia su libertad, Correr hasta convertirse en aire. Solo escaparle al miedo que había paralizado su vida y había logrado que la muerte le resultara romántica.
Por que con el correr de los días María olvido de que color era su risa, y se convirtió en una mujer oscuramente bella. Que ya no sonreía, y que en su pecho se desbordaba un enorme vacío. Era algo allí que ardía tanto hasta quemarle el pecho.
Un diluvio de emociones. Eso es maría. Un goteo de sentimientos constantes que le sacuden el alma, hasta parecen quebrarla.
María es una delirante que se encontraba entre la realidad y la fantasía, que se había perdido demasiado profundo, para volver.
Una soñadora, que ansiaba desesperadamente encontrar su libertad.
María, no está muerta. Sólo está viviendo en su cabeza.