sábado, 12 de octubre de 2013

Atrás


LLorar. Temblar. Doler.



Tratar.
Fallar.
Volver.


Escucho los pasos de los recuerdos que siguen ensuciando la pared.
La cama es un lago, las cortinas, el suelo.
Las cartas que duermen en un cajón. La memoria, sin fallas.
Todavía se me quiebra la voz. Pero me gusta jugar con las sombras blancas.
El sol me mira desde afuera en las tardes frías.
Estoy [a]dentro. Acá, sigo atada. Éstas cuatro paredes simbolizan los hierros de mi jaula.
(Miro para afuera desde ésta enorme ventana)
Y ahí, estoy de nuevo. Parada sobre las hojas, casi negras, en el patio por debajo
del árbol de membrillo que plantó Padre cuando yo aún no nacía.
Tengo los ojos brillantes, afilados, y la boca color rojo.
Llevo un vestido, y el viento me golpea las pestañas. Mi vestido baila al rededor de mis piernas.
(Me miro, a través de la ventana)
Estoy [a]fuera.  Y allí, una neblina de brillantina me envuelve. Paz.
Parezco un cuadro. Libre, los huesos de mis hombros vacíos; limpios.
Parezco un cuadro. Sin la marca, sin el tallo inequívoco del dolor.
(Me miro por la ranura que arme, desde abajo de mis sábanas)
[A]dentro. Deje caer mi cuerpo sobre la cama.  El sueño ya no me busca.
Inamovible. Tengo terror a la negrura que escupo por las noches. 
(Me miro desde afuera de mi casa, lejos del patio, de frente en la calle de al lado)
Estoy.  ¿Adentro o Afuera? 

jueves, 10 de octubre de 2013

Octubre


Rojo.
Como la sangre.
Sangre.
Como el amor.

(Dormir con nosotros).

Él no se ata los cordones.
Sabe bailar con su boca entre mis costillas.
Tengo los píes fríos, el viento me asusta.
Él tiene los ojos cerrados.
Me asusta porque sacude todo lo que vive
dentro mio, lo hace rodar, lo envuelve, y
lo estrella contra los muros de mi cuerpo.
Él se entrega el mundo de los sueños. Recibe aire, lo expulsa.
El otro día tuve todas las venas expuestas. Mis manos,
como un árbol.
Él está inmóvil, pegado a mi cuerpo. Su mano se ajusta en mi muñeca.
Hay un círculo de luz solar en el techo. Yo, tengo los ojos abiertos.
Es que quiero girar en tazas gigantes de té. Hasta que todo
lo que me rodea se transforme en un línea recta o cientos de
líneas rectas, llenas de color.
Él se mueve, con los brazos me aprieta en las costillas, arrastrándome a su pecho.
Suspiro, intento escuchar su corazón. No lo logro.
El viento sigue explotando contra toda cosa inmóvil. Siempre queriendo entrar sin permiso.
Estoy de costado, mirando la pared color blanco, algo sucia, demasiado vacía o quizás
demasiado llena. Encuentro, sigo con mis dedos una grieta que rompe con lo blanco.
Camino sobre un hilo quebradizo en la pared.
¡Me detengo!
Él abrió los ojos.
Yo, cerré los míos.


[Dato: Soñé con un niño.
Estaba sentado sobre la mesa.
Tenía puesto un jardinero azul de jean,
y rulos, muchos rulos]