domingo, 16 de enero de 2011

Las noches


Pero es que yo, ya no siento nada, nada me conmueve, ni me toca.
Soy el vidrio. Vacío y traslucido.
Nada parece lo suficientemente real como para creerlo.
No tengo nada, ni a nadie, nisiquiera me tengo a mí.
Nisiquiera me tengo a mí.
¿Cuanto daño me hice?



No golpee más la puerta, por favor.
No le van abrir.
¡Acá no hay nadie!

2 comentarios:

Ale dijo...

No te des por vencida ni aún cuando el peor enemigo seas vos misma, porque no es tan cierto que no tenés nada, tenés esa necesidad de recuperarte a vos, de reencontrar lo que alguna vez fuiste y conociste. Algo que está ahí, adentro tuyo, pero que cerrando las persianas no vas a poder jamás ver porque no te va a dar la luz necesaria.

Asi que yo sigo golpeando, tocando timbre, mandando papelitos con mensajes contra la ventana. Algún día vas a volver a abrir, y te vas a dar cuenta de lo acompañada que en realidad estabas :)

El Poeta Maldito dijo...

Desgarrador, no hay mas palabras.