martes, 31 de julio de 2012

Escúchame


Desespero/desencuentro
¿Estoy allá todavía?
¿Estoy fuera de foco?
No sé cuales son palabras que tengo que usar para describir esto.
Pero.
Al borde, bien al borde.
(Me dije)
Por favor,deja de golpearte.
Por favor, un freno.
Pero.
¿Escuche?

domingo, 29 de julio de 2012

Creánme


Me quiero olvidar.
De todo lo que sé y lo que no.
Quiero quemar cada una de mis preocupaciones.
No quiero que ninguna herida se vuelva  a abrir.
Quiero la brisa dorada de verano envolviendo mis hombros.
No quiero sombras a, ante, contra, bajo.
Quiero cientos de flores en la cama, aroma a café en las mañanas.
No quiero vivir en sueños.
Quiero ser el pájaro y no la jaula.
No quiero buscar, revolver, cajones del pasado.No los voy a traer el presente.
Quiero dar pasos en blanco.
No quiero pintarme de colores los labios.
Quiero amigarme con la paz nocturna, dejarme caer en su negrura.
No quiero seguir luchando, con tanta fuerza.
Quiero sentirme fuerte.
No quiero que mi corazón me siga golpeando.
Quiero noches de sinfonica y respiración suave.
No quiero seguir pintando e inventando a base del miedo.
Quiero dejar de lado el daño.
No quiero que la calma aparezca sólo para avisarme que la tormenta está cerca.
Quiero el brillo/polvo de estrellas sobre mi cuerpo desnudo.
No quiero.
No quiero no querer.
Quiero.

viernes, 27 de julio de 2012

Almacén de dolor



Cansancio. Enorme como las paredes de mi casa.
Diverso como las formas de la madera en los techos.
Me duele acá, en el medio. Un dolor constante. Especie de ardor, de un fuego imposible de extinguir.
Suena como si el océano se estuviese partiendo. Abriendo en dos.
Me duele el cuerpo.
Al parecer me estaban creciendo mariposas en el estomago.
Quiero vomitar. Necesito vomitar.
Las posibilidades son nulas cuando la conciencia se despierta.
Necesito.
No quería correr, pero cuando abrí los ojos ya me había atado los cordones.
Ya estaba corriendo. La carrea es difícil cuando los golpes te roban la fuerza.
Las palabras son tan duras que han de añadir más sal a mis lágrimas.
Ahora, estaba un escalón más arriba (o más abajo)
El des-encuentro conmigo me hacía girar, y girar, sin frenos.
Me apuntaba a la luna. ¿Otra vez? ¿Otra vez muriéndose?
No. Otra vez creciendo.
Cerrando las cortinas, empujando las puertas, cambiando las sábanas.
Otra vez al cierre del círculo lunar, completo. Está vez iba con candado doble.
Esta vez iba a tener los ojos tan abiertos que esperaba sentir mis pestañas rozando
mis párpados.
¿Y las manos? ¿Donde están?
No. No están, no estaban. Nunca estuvieron.
Fuiste (sola) en línea recta ignorando el sol, sabiendo que iba a quemarte.
No importó. No importa. Sólo es otra cicatriz.
Sólo es otro objeto para mi almacén de dolor.
Acá no se compra. Se mira y no se toca.
¿Entendio?
¡Se mira y no se toca!
(Lo único que falta es que rompa algo)

martes, 24 de julio de 2012

Las corrientes de aire



Se me desordeno el caos. 
Así se ve, es la calma antes de la tormenta.
Cruzando la tierra.
Así se siente, entre lineas, que parecen fuego.  Arden.
Mi reflejo en el cristal. 
Habitación oscura. 
¿Se me pueden seguir dañando los ojos?
Lineas rojas.
¿Me puede doler aún más el daño?
Suenan las palabras.
¿Me puedo seguir desarmando?
Cuanto más lejos, más preguntas.
Se me desordeno el caos.
Átame, con las raíces, a la tierra.
Por favor, las nubes quieren llevarme allá.
Cubrime, con las hojas, que no me vean.
Atrápame, rápido, me estoy yendo en partículas de aire.
Sin frenos, me escapo dentro de la corriente.
Atrápame, rápido.

domingo, 22 de julio de 2012

sábado, 21 de julio de 2012

Flores frescas




Está casa siempre está vacía.
Nadie pregunta. Nadie espera.
Los espacios en blancos llenándome de no-querer.
Encantador, es estrellarse contra aquello que llega.
Aceptarlo. Cubrirlo con nuestra brillantina oscura.
El aspecto de mi cara en las mañanas, cada vez más descolorido.
Las manchas de lágrimas en las sábanas.
El aspecto de mi rostro antes de dormir, cada vez más erróneo, con más sombras.
Los manteles floreados, las tacitas de café.
El movimiento circular de los árboles trae consigo las flores que a mí más me gustan. Esas azules, pequeñas.
Maravilloso, es bailar  en campos azules, violáceos. 
Nubes de mariposas que giran y me envuelven la boca. 
Robandome la voz, sólo por unos (débiles) segundos.







miércoles, 18 de julio de 2012

El gran optimista


Ahora que la herida ha comenzado a dar vuelta
Otra lección que se ha ido sin letras

Luego está mi padre
Él siempre está buscando el lado positivo.
Pero esto no es un grito de piedad o simpatía.

Y él se escapa sin cicatrices
Supongo que me parezco a mi madre.



Letra: Dallas Green.

domingo, 15 de julio de 2012

El vacío no vacío

¿Imaginas un río qué marcha al revés?
 Lo sentí, viaja por dentro mío.
Un huracán proclamándose a mi alrededor.
La ráfaga cargada de furia y electricidad.
 La agonía de las llamas extendiéndose.
Mis miedos lánguidos y sus lineas finas.
Me deslizo en sus extremos.
Una mascara sobre los ojos pálidos.
La imagen de los actos que no realizo.
Brutal, pero brillante.
Las sombras diminutas se volvieron gigantes.
Y mi silencio es implacable.
Eufónico pero inflexible.
La calma se voló muy lejos, volvió el frío escalando mi columna.
Mis caminos divididos, los pájaros invisibles.
Las horas caídas, los gritos ausentes.
Brutal,pero brillante.




jueves, 12 de julio de 2012

(Re)nacer


Reina de los sistemas solares 

El viento me acaricio en los hombros entro en mi casa pintando todo de color verde agua.
La esperanza abrazo mis brazos y todo se volvió pétreo, me deje caer en sus manos.
Me deje doler en los círculos que ésta creaba para mí.  Por encima de las cortinas vislumbre las estrellas en lo alto. 
La noche con sus flores, me hablan despacito, llevo el espacio por dentro.
He aquí el orden simétrico deslizándose perfectamente. Este es mi cielo.
Mis muñecas con un perfume cítrico, y  la mujer en el cielo siempre será mi guía.  Blanca e (in)exacta. 
A veces le falta una mitad, crece con el paso de las horas.  Las cicatrices liquidas dentro suyo, similares a las mías. 
Algo nuevo iba crecer dentro - dijo aquella mujer en el cielo. 
Todo se volvió brillante. 
Algo nuevo con forma de corazón.
A la espera, sigo girando en círculos que no son míos. 
Desconocidos e irregulares.

sábado, 7 de julio de 2012

Semitono




















La luna me había encontrado. 
Círculo, completo. 
Me guiaba de regreso a casa, 
la guiaba yo por el espacio estrecho
entre mis costillas. 
Por el puente entre mis ojos
y  mis pestañas se unían para 
cerrar el lago.
Para sellar con agua lo que no 
podía decir.
Cerrado.
Por favor, regrese en otro momento.
[Pero regrese, por favor.]

miércoles, 4 de julio de 2012

Explicaciones que no explican

Los pasillos eran largos y oscuros. 
Algo se había perdido; algo se había encontrado. 
Los días del nuevo mes habían llegado, me había obligado a renovar mis esperanzas.
No era realmente el silencio lo que me deprimía, era mi propio silencio.
La desnudes venía de la ausencia, del vacío que pintaba todas las paredes, y las luces se interponían en línea recta. 
El vacío humedecía las luces, enmascaraba cada objeto, esquivaba pensamientos. Desde ahí se gestaba, para unírselo a eso. 
Irregular, gigante, me perseguía. Quería robarme las palabras y en cierto punto ya lo había logrando.
Las miradas eran otras, me veían, atravesando el pasillo negro mientras yo me preparaba para echarme a correr. 
Tenía que correr tan rápido como no me fuese posible.  Estar los suficiente mente lejos de sus ojos, por que ellos me miraban fuerte. Apoyando sus ojos sobre los míos, sus manos sobre mis hombros.
Las horas escondían una calma, que yo nunca podía experimentar, ni saborear. Una calma tan pulcra que creaba partículas de brillo en el aire.
Algo se desprendía; algo nuevo se estaba generando bajo tierra. 
Quería quedarme mirando todo desde arriba, perder la preocupación por el daño causado, perseguir el brillo aireado. Pero estaba inmóvil por que no quería romper ningún elemento que formaba la noche. 
Usaba una voz de color amarillo pálido, perdía contacto. 
Buscaba contacto, necesitaba  pegarme a su cuerpo.
Era desconocido como las piedras bajo el río. 
Era desconocido, por que jamás me había tocado. Era desconocido pero le pedía quedarse cerca,no soltarme. 
La realidad como un faro, se prendía, y se apagaba. Me advertía. 
Me recordaba que estaba inmóvil, puertas afuera.  Que era descolorida por que me gustaba perder los colores. Más me gustaba comermelos, para llevarlos por dentro.  
Mi tormenta se aproximaba, y nadie podía cuidarme. 
Nadie podía salvarme, del cielo negro que mis manos pintaban al ritmo de un piano roto. Sonaba bestial.
Tendría relámpagos y rayos.
Tendría dolor en grandes dosis, semitonos de gritos, escaleras en forma de caracol. 
Tendría explosiones coloridas, miles de formas, miles de lágrimas. 
Tendría mariposas, tijeras, ausencia, silencio, ruido. Sería una lluvia única.
Finalmente cuando todo se haya fundido, emergería de las profundidades más profundas el canto de las sirenas. 
Sería el único sonido, el único silencio y sería blanco. He ahí el momento en el que podría dar los primeros pasos, con zapatos nuevos. 
El momento en el que el liquido; me hubiese liquidado.
Podría parecerme a un color y pintar mis uñas.
El momento en el que por fin testearía la gloria de un nuevo día.


 



lunes, 2 de julio de 2012

Escayola

¡Nunca me liberaré de esto!  
Ahora soy dos personas:
ésta, completamente blanca, y la antigua, amarilla,
y la blanca es, sin duda, la más importante.
No necesita alimentos, es, ciertamente, uno de los santos
indudables. Al principio la odiaba, carecía de lógica propia.
Se pasaba los días en la cama conmigo, igual que un cadáver,
y yo me asustaba, pues su forma era idéntica a la mía,

aunque mucho más blanca, e irrompible, y jamás se quejaba.
Era tan fría que me tuvo despierta una semana.
Yo le echaba la culpa de todo, pero ella jamás respondía.
¡Qué ridícula conducta, yo no la entendía! Pero ella
guardaba silencio. La pegaba, pero no se movía,
pacifista sincera, y entonces me dije que deseaba mi amor:
comenzó a ser más cálida, y vi entonces sus muchas virtudes.

Sin mí no existiría, por eso me mostraba cariño.
Yo le daba alma, florecía de ella cual rosa
florece de un jarrón de porcelana barata,
era yo quien brillaba, no ella con su pulcra blancura,
como había pensado al principio. Yo entonces
la protegía un poco y ella estaba encantada, era claro
que su mente de esclava la regía.

Yo aceptaba su culto y a ella le encantaba.
Matinal, despertábame del sol al reflejo. En su torso
sorprendentemente albo lucía su pulcra
nitidez, y su calma y su dura paciencia:
mimaba mis debilidades como experta enfermera,
poniendo mis huesos en su sitio, para que se curasen.
Y, así, nuestro vínculo se volvió más firme.

Fue dejando de venirme tan justa, empezó a separárseme.
Yo notaba sus críticas a pesar de mí misma,
como si mis costumbres la ofendiesen de alguna manera.
Dejaba pasar las corrientes y volvióse distraída y lejana.
Y la piel me escocía y se me iba pedazo a pedazo
sólo porque ella me cuidaba con tanto desvío.
Vi por fin el misterio: se creía inmortal.

Quería dejarme, se pensaba superior a mí en todo.
¡Y yo que la tenía a oscuras, apilando rencores,
malgastando sus días al servicio de un semicadáver!

En secreto empezó a desearme la muerte. Y entonces
podría cubrirme la boca y los ojos, del todo cubrirme,
y llevar mi rostro pintado como funda de momia
con la faz faraónica, aunque fuera de barro y de agua.

Y yo no podía arrojarla de mí, se apoyaba
en mí tanto tiempo que me estaba volviendo inmóvil,
habiendo olvidado la manera de andar o sentarme,
por eso cuidaba yo mucho de nunca ofenderla
o jactarme imprudente de mi cierta venganza.
Esta convivencia era igual que vivir con mi tumba:
yo dependía de ella, aunque muy contra mi voluntad.
Solía pensar que podríamos vivir muy bien juntas,
tan unidas estábamos que pudieran pensarnos casadas.
Pero ahora comprendo que no compatíamos, que ella
sería una santa y yo fea e hirsuta, más tarde o temprano
tales diferencias caerían inanes, pues yo recobraba mi fuerza
y un día podría vivir sin su apoyo y entonces
su cáscara huera y muriente lloraría mi ausencia.