El camino más fácil: La tristeza

¿Hace cuantos inviernos la tristeza se metió en tu cuerpo?
¿Cuantas primaveras tuviste que soportar, el estar, en tu propio cuerpo?
¿Cuantos veranos la soledad de la noche te cubrió con su manto?
En tus ojos solo quedan las cenizas de ese fuego, que quemo toda tu alma, esa luz resplandeciente, que se llevó todo.
Vacío. Te sentiste.
Vacío. Te quedaste.
Vacío. Te dormiste, y vacío despertaste. A pesar del insomnio sólo queres dormir para así frenar los pensamientos.
Hace un par de años te subiste a un carrusel. Todavía seguís ahí: girando y girando.
Mirándote desde arriba o desde abajo, el carrusel sólo gira y gira. Parece que ahí te sentiste seguro por que era lo único que conociste a fondo.
Ese círculo de dolor que recorres a diario también es parte tuya.
Ahora sólo tenes que seguir girando para volverte a reinventar y tal vez tu cuerpo pueda ser de estrellas, sobre un cielo oscuro, serás tu luz, en tu camino.