miércoles, 6 de julio de 2011

Frío

Los hombres fríos destruyen a las mujeres. Las cortejan con algo afable que sacan para mostrarlo, algo anexo a sus almas como un invernadero falso. Te llevan hacia él y crees que ves la vida y la vitalidad y el sol y el verdor y después, cuando los amas, te llevan a su verdadera alma, un salón lleno de corrientes de aire, arqueado y abovedado, un lugar que se burla de tí con sus ecos... Oyes como todo lo que has sacrificado, todo lo que diste aterriza con un ruido sordo y fuerte. Cierra el invernadero con llave y pronto tú eres tan chiquita como una figura desdibujada en un plano de arquitecto, un borrón sin cara, una mancha de miembros como palitos, abandonada en un voluminoso desierto de piedra.Ten cuidado con un hombre que dice que te quiere, pero es incapaz de una confesión apasionada, de derretirse en un sollozo. Eso es lo que anda mal con la gente fría, no tienen hielo en el alma, sino que insisten en que cada una de sus palabras, cada uno de sus actos, sean un espejo de ese hielo. Nunca aprenden la belleza o el valor del gesto. La necesidad emocional. Para ellos, todo es sinceridad, sinceridad antes que belleza, verdad antes que arte.
El amor es arte, no verdad.
Lorrie Moore.