Está casa siempre está vacía.
Nadie pregunta. Nadie espera.
Los espacios en blancos llenándome de no-querer.
Encantador, es estrellarse contra aquello que llega.
Aceptarlo. Cubrirlo con nuestra brillantina oscura.
El aspecto de mi cara en las mañanas, cada vez más descolorido.
Las manchas de lágrimas en las sábanas.
El aspecto de mi rostro antes de dormir, cada vez más erróneo, con más sombras.
Los manteles floreados, las tacitas de café.
El movimiento circular de los árboles trae consigo las flores que a mí más me gustan. Esas azules, pequeñas.
Maravilloso, es bailar en campos azules, violáceos.
Nubes de mariposas que giran y me envuelven la boca.
Robandome la voz, sólo por unos (débiles) segundos.
Robandome la voz, sólo por unos (débiles) segundos.
1 comentario:
Que bonito... Saludos.
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