Nuestras fronteras

Me voy.
Me marchó, dejó mi cuerpo y dejó atrás el contacto con ese cajón vació que guarda mi corazón.
El cielo está tan cerca y no se si podrá seguir esperando, es la fuerza la que me impulsa hacía arriba.
Y ahí voy. Ahí voy en lo alto. Cierro los ojos para explorar el exquisito mundo de mar.
Estoy bajando la colina de arenas blancas y el camino es cada vez más largo, pero la carga es cada vez más ligera. Entonces soy suave, como una nube depositada en el cielo.
Rompiendo todo aquello que ya no está y sonriendo al saber que estoy escalando para salir del agujero que se proyecto adentro mío.
Ya no veo la mentira cuando miro mi reflejo. No recuerdo cuando tiempo estuve colgandome de ese globo colorado que no hacía más que flotar y me encontraba en el infinito de lo finito. Ahora mis pies están en la tierra.
De ahí vienen. Nacierón de la tierra, como el árbol que plante adentro mío.
Se llama esperanza.
Esperanza fructífera como el aire que entra por mi nariz,es tan real como las cicatrices de mi alma.
Alucinaciones de pintura fresca en lienzos blancos de mi mente. Los colores explotan adentro y son solo para mí. Son mios por que ahora sé que me pare y emprendí el camino más difícil.
Mil veces quize rendirme, pero acá estoy, éste es mi cuerpo.
Emociones violetas ,en los dedos de mis pies, se entrelazan con mi pelo, y la paralisis mental comenzo a caminar.
Ahí voy.
Ahi voy.
Huyendo de la razón para entender los sentimientos de terror.

Vuelvo con mi mente para atrás y hoy puedo decir que yo deje que te fueras.
Ahora miró con otros ojos.
No me arrepiento de nada.
Aprendí a estar sola y por eso mismo estoy Aprendiendo a valorarme.
Ahora solo espero dos cosas: Que tu camino sea el más iluminado.
y que en mi camino siga entrando mi propia luz.